MENTIRAS SOBRE LOS EMPLEADOS Y SERVICIOS PÚBLICOS

/ noviembre 9, 2013/ Actualidad, SGTEX Comunicados, SGTEX Opina, Sin categoría

Envíaselo a alguien a quien pueda interesarle!!

Artículo que nos ha hecho llegar un afiliado a SGTEX y que consideramos refleja con bastante acierto el sentimiento mayoritario de los trabajadores del sector público en el momento actual

MENTIRAS SOBRE LOS EMPLEADOS Y SERVICIOS PÚBLICOS

Los empleados públicos hemos venido sufriendo progresivamente un ataque constante: el del desprestigio indiscriminado de nuestro trabajo por parte de la clase política, que ha calado en la población en una situación flagrante de crisis y paro exacerbado.

Dicha “cruzada” difamatoria se ha ido construyendo durante años con el objetivo de situarnos a nosotros, que a diferencia de ellos somos los verdaderos representantes de lo público, en el punto de mira de la sociedad, desviando así toda atención de los verdaderos culpables.

La clase política desacredita toda gestión pública en beneficio de la privada descaradamente, a los ojos de todos y sin que haya ningún tipo de responsabilidad.

La explicación es sencilla: con lo público ganamos todos; con lo privado sólo ganan ellos y las grandes empresas a las que están asociados. La clase política -que coincide con la élite económica- es la verdadera culpable de la decadencia que vive la administración pública y no, como quieren hacernos ver, los empleados que con profesionalidad y empeño realizamos las funciones que se nos asignan para garantizar el bienestar de la ciudadanía.

Este poder económico de empresarios y políticos, que con la insaciable sed de poder y control de la riqueza, ejerce una presión constante e interesada a la población con métodos de dudosa moralidad que contribuyen al desprestigio de los trabajadores y de los servicios públicos.

Este grupo de poder es el verdadero culpable de la situación actual al echar por tierra la labor de unos profesionales que, a diferencia de ellos con gran esfuerzo, consiguieron un trabajo mal retribuido desde siempre.

Estamos viendo a diario que la legislación va cambiando para asfixiar a los trabajadores: se reducen plantillas,  se facilita cada vez más la movilidad, se limita (o se obvia) la negociación colectiva, se privatizan (ellos lo llaman externalizar) servicios; y, todo esto, con el aparente  y falaz “noble objetivo” de salvar el servicio público que ellos mismos detestan.

Todo esto está enfocado para calar sin límites en una población cada vez más pasiva que ya no reacciona ante los continuos recortes en sus derechos y servicios.

Debemos exigir responsabilidades políticas y penales. Esto depende de que nos consideremos ciudadanos o súbditos. Tenemos que esquivar su pretensión de dividirnos y enfrentarnos entre nosotros, entre ciudadanos, y luchar por defender los servicios públicos. Esto sólo podremos superarlo cuando entendamos que los empleados públicos no tienen la culpa de la mala gestión y el despilfarro.

La tienen ellos: ese grupo de poder que mueve los hilos que atan e inmovilizan a una sociedad que observa con pasividad la desaparición de una clase media y el crecimiento, paralelo y alarmante, de la riqueza y la pobreza.

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