¿Qué está pasando con nuestros representantes? Reflexiones de un Empleado Público

/ mayo 30, 2014/ SGTEX Opina

Envíaselo a alguien a quien pueda interesarle!!

REPRODUCIMOS AQUÍ EL CONTENIDO DE UNA CARTA ABIERTA, QUE, COMO REFLEXIÓN PARTICULAR, NOS HA HECHO LLEGAR UN SIMPATIZANTE A TRAVÉS DEL CORREO ELÉCTRONICO. CREEMOS QUE EJEMPLIFICA DE MANERA CERTERA LO QUE ESTÁ PASANDO EN EL MUNDO SINDICAL COMO REFLEJO DE LA SITUACIÓN POLÍTICA ACTUAL

¿Qué está pasando con nuestros representantes?

“Con la experiencia de los últimos tiempos vividos en la política española, se puede decir que los partidos mayoritarios, salpicados por escándalos y rendidos al poder económico, ya no recogen el sentir del ciudadano, que ha perdido como referencia a unas u otras siglas, que día tras día le desilusionan, buscando otros referentes que cambien las cosas y luchen por hacer una sociedad más justa e igualitaria para todos.

Esta realidad se puede extrapolar al mundo laboral y a los representantes sindicales que, se supone, representan a los trabajadores.

Salpicados igualmente por escándalos y plegados a los designios del poder político, no hacen más que aumentar el desencanto de los trabajadores y dejando de ser esa referencia tan necesaria y que tanto necesitamos los trabajadores.

El movimiento sindical debe y tiene que existir, pero como está sucediendo en la política, es necesario que surjan sindicatos con estructuras más cercanas a los trabajadores, sindicatos que ilusionen porque su discurso sea el discurso de los trabajadores y que no estén a voluntad de los empresarios y cediendo a amenazas y chantajes de administraciones y capital.

Este sentir se agudiza más si cabe en los empleados públicos, que tras los últimos varapalos sufridos por una crisis no originada por los servidores públicos, hemos sido unos pagadores silenciosos de la misma, por la inoperancia de los representantes políticos que no han tenido más luces que recortar servicios públicos, por un lado, y derechos adquiridos y rentas a los que con entrega y dedicación los hacen posibles; los empleados públicos.

Más grave ha sido que estos mismos representantes políticos han acompañado todos estos recortes con una campaña de desprestigio a los propios trabajadores, con la única intención de culpabilizar a los empleados públicos de una mala gestión que les corresponde a ellos y justificar así el intento de privatización de servicios, que solo conduciría a la supresión paulatina de los mismos y el enriquecimiento de unos pocos.

El sentir del empleado público es de desánimo, porque ve que sus teóricos representantes, lejos de hacer una oposición encarnizada en contra de todo esto, no han hecho más que campañas vistosas de banderitas y megafonías, con planteamientos erróneos de huelgas generales y posterior blindaje mediante trapicheos en las negociaciones.

Pero este empleado público necesita más, necesita recuperar la ilusión del trabajo diario, necesita resolver los problemas cotidianos derivados de una despreocupación de los dirigentes, problemas que se dilatan en el tiempo y por desidia nadie da respuestas.

Los sindicatos asentados desilusionan y es necesario que resurjan otros que proporcionen savia nueva y vuelvan a ilusionar a todos.

Convenio colectivo del personal laboral, horarios de centros de 24 horas, planillas de trabajo, imposición de calendario de vacaciones, turno de ascenso de laborales, dilatación del concurso de funcionarios, carrera profesional en la administración general, problemas específicos de colectivos, consejerías y centros concretos y un sinfín de cosas que se van dilatando en el tiempo y nadie da solución, desanimando a los trabajadores y llevando a éstos a las sospechas que el retraso se pudiera producir por interés de la administración y los sindicatos con representación que por diversos motivos no estén interesados a darles solución.

Esto debería conducir a que, igual que en la política, se logre que sindicatos pequeños ostenten representación; siglas sin ataduras de ningún tipo que sólo se sientan con el deber de satisfacer esas carencias que otros no consiguen con todos sus medios y sus contactos.

Todos sabemos que estos sindicatos serán vapuleados, tanto por la administración, como por los sindicatos grandes que no permitirán que se pierda la hegemonía y las connivencias actuales.

Todos caerán en el error, como ha pasado en la política, ya que los sindicatos se deberían mover por el respeto a todos los trabajadores y organizaciones, a las pequeñas también, en esto se deberían diferenciar de las clases políticas y económicas y dejar de convertirse en una casta más, utilizando un símil que tanto molesta últimamente.”

Firmado: Un empleado público desilusionado

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